Desear que toda la nieve de siglos pasados, acumulada por tantas ideologías, fuentes de terribles guerras y sangrientas revoluciones, con efectos inimaginables de intolerancia y de cientos de millones de asesinatos se derritan es un bonito sueño de primavera. Hoy prosperan de manera incontenible, ideologías terroristas y fundamentalistas, que siembran la violencia y el crimen organizado. Dentro de unos días Amina, terminado el permiso de lactancia de su hijo, por orden del Tribunal Supremo de Nigeria será muerta a pedradas. Los más de 8.000 grupos de mafias rusas y los secuaces de Bin Laden, con ramificaciones en Occidente, seguirán siendo un peligro para todos. Hay ideologías, que no aceptan al ser humano como en realidad es, y falsifican al hombre, de acuerdo con sus programas. Como en la leyenda de Procusto, el bandido legendario de la Atica, lo extiende despiadadamente en el lecho ideológico, estirando y mutilándolo harta hacerlo coincidir con la medida de la litera su ideología.

La vida humana no es sólo el nacimiento de un hombre, sino el de un ser que se pone en camino para ser tejedor de luz, sembrador de dicha y felicidad, forjador de un mundo mejor. El hombre no es un ser para, la guerra, ni la muerte, decepcionado, asesinado, sino para la historia y la cultura. Sigo creyendo en la esperanza como la joya más preciada y mi flor más hermosa a pesar de que el Oriente Medio sea una amenaza de gas y metralla.