Historiador

Ahora vivimos unos días de euforia para unos pocos y de resignada decepción para una mayoría. La esperanza de la lotería de Navidad señaló a los que disfrutarán de un empujón monetario que a todos nos viene siempre bien, sean cuales sean nuestras circunstancias. En fin, para ganar a la lotería se debe jugar y luego tener suerte.

Pero hay a quien le ha tocado la lotería sin jugar y fuerza la suerte con su poder, con lo cual siempre apuestan a caballo ganador. Son, por ejemplo, aquellos que saben mover hilos políticos y consiguen recalificaciones de terrenos propios o de allegados, e incluso de otros interpuestos o cosas parecidas que al final les dejan sus buenos dividendos. Es el caso de los que saben husmear en los despachos gubernamentales y en los pasillos municipales donde se hacen los planes de urbanismo. Y si no que se lo pregunten a los que echaron toda la carne en el asador para que en la Comunidad de Madrid ganara el PP.

Ahora, coincidiendo con el sorteo del día 22, el Ayuntamiento de Badajoz, regido por el PP, ha seguido la corriente madrileña y les ha colocado sus terrenos rústicos en bolsas urbanizables con amplio desarrollo de viviendas a varios de sus dirigentes. Cientos, miles de millones de las antiguas pesetas irán a sus bolsillos sin tener que jugar a la lotería, sólo con que algunos de los suyos calienten asiento en los bancos del gobierno municipal. Los hay con suerte, porque algunos ciudadanos no acaban de creerse que esta lluvia de millones son una auténtica sinvergonzonería, que atenta contra los intereses de la ciudad en su desarrollo, armonía y contención del gasto elevadísimo en el precio de la vivienda que todos pagamos.