Si hay algo que caracteriza la labor de oposición que viene haciendo el Partido Popular, con el presidente Monago al frente, es la responsabilidad. Desde el minuto uno demostramos nuestra capacidad para respetar, nos pusimos a disposición de Extremadura y hemos trabajado como oposición responsable, correspondiendo al mandato de los extremeños.

En esa labor de aportación está sin duda la de advertir aquello que puede ser perjudicial para nuestra tierra, y por eso llevamos algún tiempo denunciado que Extremadura se para. No es intuición. El propio Instituto de Estadística de Extremadura certifica que llevamos dos trimestres consecutivos en plena desaceleración de nuestra economía. Y nada es casualidad. Los mayores recortes de la historia de Extremadura en ejecución de presupuesto, se han producido este año, con un gobierno socialista. Tampoco es una frase hecha. Los datos facilitados por la consejera de Hacienda ponen de manifiesto que el presupuesto de 2016 ha sido papel mojado al comprobar, y son solo unos pocos ejemplos, que la inversión en infraestructuras tan solo alcanza un 12%, que solo se han concedido un 10% en ayudas para el autoempleo, un 11% de lo previsto para el empleo juvenil, un 1,56% para exclusión social o un 0% en economía social o igualdad. La Junta no funciona. Y por eso hay 4.174 parados más, 4.800 cotizantes a la Seguridad Social menos, 1.282 autónomos menos, 3.049 mujeres desempleadas más o 2.266 jóvenes desempleados más. Sin embargo, nada parece preocupar a un gobierno que ha perdido la realidad de la calle, la misma que confirma lo que dicen esos datos. Sólo hace falta escuchar a autónomos, empresarios, agricultores, ganaderos, jóvenes, comunidad educativa, sanitaria o familias para comprobar que esas cifras esconden muchas frustraciones y desilusiones. No solo por las propias experiencias, sino también por tener que escuchar a un gobierno decir que «todo va mejor» o «todo va bien».

Si los que han perdido su empleo han tenido que cerrar su negocio por falta de ayuda, están en una lista de espera de tres años, o si siguen sin profesor, pudieran contestarle, estoy segura que más de uno recurriría al refranero español con un «ande yo caliente, ríase la gente», para reprender la vieja política de intentar convencer sobre lo que no se corresponde con la realidad.

Es hora de afrontar con responsabilidad lo que se viene advirtiendo, porque de lo contrario, es cuestión de tiempo, Extremadura se parará por completo.