SEGUIR GOBERNANDO

Botella llena

Alejandra Brea Romero

Madrid

Manifestándose en primera línea por las calles de su ayuntamiento, la alcaldesa de Madrid ha dado un ejemplo insuperable, como no hizo nunca por los pobres, ni los parados ni incluso las jóvenes muertas en instalaciones municipales de hasta qué punto está llena de inquina --sólo política, por supuesto-- contra Rajoy. Este, como es natural, no le ha permitido aspirar a presentarse a la alcaldía, que ella aspiraba a seguir gobernando. La razón es evidente: porque con elecciones, ya sin vergonzosos chanchullos para conseguirla --que tan caros costaron al final al otro implicado, Gallardón-- y con la experiencia de su pésima administración, el PP iba sin duda a perderla.

La excusa de Botella para manifestarse no puede ser más débil, protestar contra una ley más restrictiva sobre el aborto, ella que, como concejal primero y como alcaldesa después, no mostró nunca el más mínimo interés por los débiles, como ya antes, cuando era la musa de su también poco compasivo marido, Aznar, con el que escogió al segundón Rajoy, que les ha salido tan rana.

LA VIRGEN

Corrupción

Fermín Espinosa Romero

Madrid

En Polonia se decía que sólo había dos remedios contra la corrupción: la natural y la milagrosa. La natural sería que bajara del cielo un ángel espadachín y acabara con los corruptos; la milagrosa, que éstos se convirtieran. La alcaldesa de Madrid, como es natural, --es lo suyo--, ha elegido la solución natural para dar un golpe definitivo a la corrupción y ha pedido a la Virgen de la Almudena en su día esa radical solución para la corrupción que nos devora. Ya podremos dormir tranquilos con Botella.

LA CONCIENCIA

Aborto, moral y política

Martín Sagrera

Madrid

Como ciudadano y como sociólogo me he interesado ante el problema del aborto, sobre lo que he escrito, como profesional independiente, varios trabajos. Preocupado ante la gran manifestación anunciada, me coloqué a su paso con una pancarta: "Pro niños pobres o si casa, luchar así". Recibí cientos de sonrisas, gestos y palabras de aprobación, lo que alegró, confirmándome la buena fe de la gran mayoría de los manifestantes, aunque pensaran de modo más o menos distinto en este tema.

Sólo tres personas criticaron que no era el día para eso, especificando la última que ya se hacía una manifestación en octubre contra la pobreza. Sí, y yo he asistidos siempre a ellas, pero han sido cada vez menores; este año, esa manifestación contra la pobreza no reunió ni la cincuenteava parte de la de este domingo. Y eso, cuando la proporción de niños pobres alcanza ya a más de la cuarta parte en España. De ahí que siga creyendo que es necesario mover las conciencias, de modo que los ciudadanos de buena de fe dejen de confiar a veces en ciertos dirigentes que no tienen escrúpulos.