Como decía Cervantes en el Quijote: «la historia es testigo de los tiempos, maestra de la vida, luz de la verdad y mensajera de lo que ha de venir». Se nos va el año de 2016 y se nos acerca imperioso el año 2017. Como historia colectiva de nuestro país podemos llevar a cabo multitud de reflexiones. Quizás, en la que más deberíamos incidir, según pensamos algunas, es en la que tiene que ver con la capacidad de entendernos, de aunar esfuerzos entre todos. De sentirnos más próximos. Cervantes, en su texto del Quijote, nos insiste en esto, después de hacernos recorrer espacios de tiempo e historia con su insigne caballero.

Hoy vivimos en la certeza de la premura, frente a la incapacidad, en demasía, de atender y escuchar. Permanecemos testigos ante hechos y acontecimientos que se nos traslada, vía medios de comunicación y redes sociales. Que nos hacen murmurar, pero no siempre obtenemos la certeza de la capacidad de entender. Demasiada algarabía en el circo de la vida, y poca determinación en la historia de nuestras vidas, espacios territoriales y país.

En la venida, ya próxima de 2017, me gustaría pedirle, especialmente, que fuésemos más tolerantes, que no sobreexpongamos los intereses personales frente a las inquietudes colectivas. Que la clase política y dirigente, aunque esto sea como una especie de utopía, se entendiera y lo hiciera de forma inteligente y sin complejos. Que no existen enemigos entre los ciudadanos de nuestro país, sino compatriotas y, por tanto, todos conformamos parte de una misma realidad.

Establecer elementos de división, frente a lo que el mundo ha dibujado un único espacio global, no es más que jugársela en sinsentidos que marcan las diferencias, en lugar donde debiera haber tolerancia y solidaridad.

Cervantes describe la Historia como el mejor testigo de lo que hubo, hay y ha de venir. Quizás esas recetas del pasado debieran servirnos a todos para mostrarnos más enérgicos y certeros a la hora de descubrirnos a todos como ciudadanos de un país, que necesita de todos, y que no debiera excluir a nadie. Por ello, cuando se habla de unidad del territorio nunca se debiera entender como algo estático y excluyente, sino como el escenario común de todos. Nuestro país se mueve en un escenario convulso, la realidad de Europa ya no es la construcción ilusionante de unos años. Empiezan a aflorar los maniqueos nacionalistas que tanto hacen por sembrar la intolerancia del que es diferente. No obstante, los que hemos tenido y tenemos la oportunidad de viajar a otras realidades tan diferentes, seguimos pensando que este continente nuestro sigue mereciendo la pena, y debiera seguir siendo un referente de espacio de paz y de ejercicio de derechos sociales y políticos.

No debiéramos en el futuro, y muy especialmente este 2017, hacerlo jugar con escenarios de intolerancia y de falta de solidaridad porque todos somos necesarios en la conformación de una realidad que nunca puede ser uniforme, y sí multicultural. Siempre resguardada de todo aquello y aquellos que tratan de imponer filosofías religiosas, sociales o políticas en una única dirección.

Me gustaría pedirle a esta única Europa que no sucumbiera a nacionalismos intolerantes y que recordara la vieja Historia de este continente en hechos e intrahistorias que nunca han de volverse a repetir. Que conquistar la paz y la grandeza de la tolerancia no se hace a base de imposiciones y de discursos radicalizados, sino de empatizar territorios, individuos y estrategias políticas conjuntas.

También me gustaría pedirle a mi país, a este país nuestro en 2017, mayor capacidad de entendimiento, y de anulación del sectarismo a todo tipo de nivel. Una no piensa diferente porque sí, sino porque forma parte de su propio ser. Espero y deseo que esas confrontaciones políticas, fruto de una realidad gobernada tan fragmentada, desde el punto de vista de los partidos políticos no juegue como cómplice de escenas de intolerancia. En este país hace tiempo que cabemos todos, que todos somos conciudadanos y nadie debiera predominar por encima de nadie, porque la historia la hacemos entre todos.

*Abogada.