No están dormidos, están muertos./ Acurrucados, sin violencia,/ sin la mueca esperpéntica/ de los que se aferran a la vida./ Vida de miseria y sufrimiento,/ los arrastró al viaje de la desesperación,/ de la última oportunidad.
Acurrucados, desamparados, pero al fin en paz./ Dormidos para siempre./ Buscando el vientre materno,/ su protección gratuita e incondicional.
No tuvieron más madre que el mar,/ madre y verdugo,/ da y arrebata la vida-
¿Quién os mató?.../ ¿El mar?- ¿Mi patria?... ¿La vuestra?... ¿Yo?
El mar os dió a luz-
Verdugo y madre,/ arrebata y da la vida-/ libertadora del cuerpo/ esclavo de la pobreza,/ de la enfermedad,/ de la oscuridad-/ vuela ya vuestro espíritu, alto/ libre, inmenso, eterno-/ hacia la patria que nunca alcanzó.
No están dormidos, están muertos,/ decían los periódicos/ el veintiuno de mayo-
No están muertos, están dormidos,/ sueñan con el futuro/ que nunca tendrán.
Fueron carne, ahora son verdad.
M. Angeles Lafuente Iglesias **
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