Historiador

El auge del turismo en general, sobrepasando el simple de "sol y playa", es creciente y cada vez se perfila más como ocio cultural y de calidad. Por ello, hay que recordar que en este tema, en cuanto a la oferta, podemos hablar de turismo como servicio, como lucro y equilibrado. Para las administraciones es fundamentalmente un servicio que se presta a la comunidad a quien se sirve y a los que, proveniendo de otros lugares, disfrutan de las inversiones oficiales, al tiempo que ellos dejan acá sus beneficios económicos y humanos. Para las entidades privadas es principalmente un instrumento de lucro, en tanto rentabilizan el patrimonio artístico, histórico, cultural, ecológico, gastronómico, etcétera, de todos, con su oferta comercial, hostelera, de restaurantes..., si bien con la contrapartida de generar consumo y crear empleo.

Extremadura, gracias al impulso y a las inversiones de las administraciones regional y provinciales, así como de muchas comarcales y locales, está alcanzando un extraordinario nivel de servicios en este campo. Y la oferta desde la empresa privada responde con suficiencia a las demandas.

Es, por ello, necesario conseguir ese equilibrio que nos siga impulsando en esta faceta de nuestro ocio y economía. Lo digo porque, "al olor de la sardina" no son pocos los que se arriman a "forrarse" más que abusivamente: restaurantes-pesebres donde "te echan de comer", hotelillos que te acomodan como ovejas en redil, agencias y guías que te conducen como cabras al trote por nuestro patrimonio, comercios que dan gato por liebre, profesionales de la cara dura y el abuso.

Esto nos perjudica a todos; desdice el trabajo de nuestras administraciones públicas y de las empresas privadas con profesionalidad. Es imprescindible que se corrijan los errores antes de que esa gallina de los huevos de oro sea despedazada por los profesionales de depredarlo todo, con su bisoñez y su egoísmo sin medida.