Aunque el presidente de México, Vicente Fox (México DF, 2-7-1941) mantiene altas cotas de popularidad personal, el Partido Acción Nacional (PAN) que le apoya sufre una sensible pérdida en los comicios legislativos ante el renacer del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

La abstención alcanzó un 59%, la más alta desde 1958, cuando el PRI gobernaba de forma hegemónica tal como hizo durante muchas décadas. Pero esta masiva ausencia de votantes le ha permitido a Fox dirigirse a la nación para decir: "Debemos entender a los ciudadanos que no fueron a las urnas". Lo cual significa que insistirá en su voluntad, ampliamente fallida, de "abatir la corrupción y la pobreza", tal como puso de manifiesto en su toma de posesión en diciembre de 2000.

Es dudoso que pueda hacerlo en la segunda mitad de su único mandato --en México los presidentes no son reelegibles--, pero es probable que lo intente porque es relativamente independiente del Partido Acción Nacional y de las otras estructuras derechistas que le apoyan, así como es un valladar ante los partidarios del izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas.

Tras operarse de una hernia discal, Vicente Fox renunció a las botas puntiagudas y con tacón que siempre calzaba. Ahora debe calzarse unos votos que no son de nadie y que, además, ya no creen en sus promesas. Lo tiene crudo.