Tres compañías aéreas europeas --Iberia, Air France y KLM-- han decidido restringir a 20 kilogramos por persona el peso máximo de equipaje que facturan en una docena de vuelos trasatlánticos con destino a Latinoamérica. Al margen de los 10 kilogramos de equipaje de mano, por cada kilo de más habrá que pagar unos 14 euros. Es un precio disuasorio, sobre todo cuando ahora el límite del sobrepeso de equipaje estaba fijado en 64 kilos --tope que se mantiene para Estados Unidos, Canadá y México--, y sólo se penalizaba por bulto extra.

La decisión es técnicamente inobjetable --el exceso de peso de los equipajes de demasiados pasajeros obliga a las compañías a dejar mercancía en tierra-- y no contraviene ningún acuerdo internacional. Es más, la medida recupera unos límites, en el caso de Iberia, que estuvieron en vigor hasta hace tres años. Pero los vuelos afectados tienen origen y destino en los países suramericanos que más inmigrantes envían a Europa, lleguen o no de forma irregular, y la restricción que ahora entra en vigor discrimina a los usuarios que viajan como mucho una vez al año y por razones de necesidad, sin que la norma se extienda a clientes de otros vuelos de esas compañías.