Piense usted cuántas veces ha oido en el último año eso de "invertir en educación e investigación es clave para el crecimiento sostenible a largo plazo". O aquello de que "invertir en I+D es y debería seguir siendo prioritario aun dentro del contexto de la crisis económica mundial". Pues más o menos lo hemos oído unas 2.500 veces. Yo creo que nadie que esté opinando sobre la economía, la crisis o aproveche la coyuntura para publicar libros sobre ello, ha dejado fuera las dos letras: I+D. Nuestro Gobierno lo ha llevado como bandera en todos sus discursos. Y es que queda bien. "Innovar o morir" no solo está en nuestra literatura clásica sino que ha salido a relucir en todos los sesudos cónclaves mundiales y nacionales; Nos hemos empapado de todo ello en mítines políticos; ha sostenido argumentos y contra-argumentos en el Congreso de los Diputados, ha inaugurado foros económicos y clausurado reuniones empresariales. Invertir en I+D debería haber sido la madre de todas las batallas . Pero la ministra del ramo se ha quedado fuera de las fotos últimamente- Ya sabemos por qué: El Ministerio de Ciencia e Innovación será uno de los más perjudicados por el recorte de gasto de 1.500 millones de euros que anunció el exvicepresidente económico Pedro Solbes el pasado febrero, mes y medio antes de abandonar el Gobierno. Y eso se mantiene. ¿Alguien entiende esto cuando apenas la mitad de la inversión en I+D+i en España lo hacen empresas? El total de ésta no llega aún a los objetivos fijados ni por el Gobierno ni por la Estrategia de Lisboa, (el 3% en 2010.) Y el caso es que en algunos campos como la biotecnología, publicamos mucho, de los que más. ¡Pero nuestros artículos los utilizan los investigadores y empresas norteamericanas para hacer patentes! Casi el 40% de los autores citados son españoles. Y con este panorama, recortan el papel de la investigación- Yo no sé si esto se llama apostar por las políticas sociales, como dicen, pero lo que ha funcionado en otros países es otra cosa. No sé lo que habrá sido de Garmendia, (estará con Wally). La cuestión es qué será de nosotros.

Javier Meana ** correo electrónico