Atrapar al ladrón del bate de béisbol que tanta alarma social levantó este verano o salvar a dos ancianos del incendio en su casa de la calle Santa Ana son algunos de los méritos que han hecho merecedor a Tomás Macías Hernández de la cruz con distintivo blanco recibida junto a Iván Granado Núñez, quien también se jugó la vida para salvar aquella noche del fuego al matrimonio formado por Salvador y Carmina.

El reconocimiento oficial llegó el lunes con la cruz al mérito policial que también recibió el inspector Vidal Ruano López tras 26 años de servicio, de los que pasó casi una década en el País Vasco en un etapa de máximo riesgo por el terrorismo de ETA. "Son policías --dijo el jefe, Pedro Barragán-- a los que habría que estar dando medallas todos los días".

Quien no pudo recibirla en persona fue el cuarto condecorado, el agente Antonio Martins Tomei, por haberse lesionado en acto de servicio. También hubo un recuerdo especial para otro ausente, el subinspector Ildefonso Lorenzo de los numerosos compañeros, en activo o en segunda actividad, acompañados por sus familiares en la tradicional celebración de los Santos Angeles Custodios.

Tampoco faltaron Policía Local, Guardia Civil y políticos. La misa estuvo presidida por el obispo, Amadeo Rodríguez, y la alcaldesa, Elia Blanco, mostró sus respetos a los policías. Los condecorados ejemplarizan este año la doble labor policial y humanitaria de una comisaría que tiene aún más mérito por el déficit que arrastra de personal. De 60 agentes en plantilla, en la calle no superan los 50 mientras los nuevos ingresos apenas cubren los que pasan a segunda actividad.