No hay derecho a llegar a una edad en la que te da la próstata y tengas que ir detrás de un árbol, cual furtivo, porque los servicios públicos del parque de La Isla los fines de semana están cerrados. "Somos muchos los señores que venimos a diario y los fines de semana es una odisea. Nos tenemos que ir detrás de un árbol como si estuviéramos haciendo algo malo". Asiente su compañero de fatigas. "Ponga usted ahí que no hay derecho".

Dicho está, pero es que se quejan además de que los servicios están desatendidos y de que entrar impone respeto con tanto recoveco y sin nadie que los vigile. Parece más bien que están abandonados, incluso por dentro cuando abren de lunes a viernes. Ayer fue la excepción que confirma la regla porque La Isla acogía a cientos de niños en los juegos por la paz y había que oír los comentarios de algunos padres sobre lo desangelados que están.

Con todo, la peor parte de las críticas se las lleva el estado de suciedad que presenta el canal. Las ruedas de hace un mes han desaparecido, pero sigue la porquería de arriba a abajo. "Yo vengo todos los días a dar un paseo y me resulta desagradable la visión del canal". Lo decía un joven paseante y a su altura se paró una señora: "Estos del ayuntamiento no lo limpian y encima dicen que si no va a haber baños este verano con la de gente que viene".

También el guarda del parque tiene su propia queja. Hace más de un mes que se pintó una cruz en cada uno de los árboles enfermos con riesgo de desplome, pero ahí siguen. Los perros que andan sueltos y sus defecaciones por sorpresa mientras el recinto que ganaron a costa de quitar el pollo donde sentarse a los abuelos no recibe a un solo can son otras de las quejas de los usuarios, que esperan que uno de los dos únicos bares con terraza del parque vuelva a abrir aunque sólo sea por el retrete.