La polémica rampa que ordenó construir el anterior equipo de gobierno con la oposición de la dirección de Patrimonio de la Junta desaparecerá. Es otro de los acuerdos que tomaron ayer las ediles, el Obispado y los arquitectos debido a que ahora no garantiza la accesibilidad al encontrarse los minusválidos con dos escalones antes de llegar a la catedral.

"Ahora la utilizan más los válidos que los minusválidos", advirtió Lidia Regidor al tiempo que recordó que la rampa es "un atentado contra el patrimonio". En este sentido, los arquitectos se han comprometido a incluir en un informe una propuesta de accesibilidad que será global porque "no incluirá sólo eliminar los escalones sino actuar sobre toda la plaza para acercar las distintas alturas".

Según explicó la edil, el informe incluirá dos propuestas de construcción de una nueva rampa en dos zonas de la plaza --una por ejemplo podría ser junto a la antigua oficina de turismo-- para luego decidir cuál se adapta más al entorno. Aún así, quiso aclarar que la rampa actual no se va a eliminar hasta que no esté construida la nueva. Esta obra será posterior al enlosado porque aún no hay fondos para llevarla a cabo, aunque intentará incluirla en el plan de eliminación de barreras.