Visto que el ayuntamiento no ha levantado la mano con el horario de cierre la primera noche del festival folk, representantes de la movida nocturna difundieron ayer un comunicado para denunciar públicamente que se sienten acosados policialmente. "No somos delincuentes" afirman en un escrito firmado como el colectivo de bares anónimos de la noche donde piden parar el control "asfixiante" de la policía local, que añaden, que "entra en los bares coaccionando a los camareros y asustando a los clientes".

El control riguroso del horario de cierre fue anunciado la semana pasada por el alcalde en funciones, Francisco Barbancho, pero los bares pidieron por escrito su ampliación, como los años anteriores, durante la celebración del festival con el argumento de que los conciertos terminan cuando tienen que cerrar. Sin embargo, la vigilancia policial se repitió la madrugada del jueves y los agentes fueron local por local cerrando a la hora que marca la ley en función de la licencia de cada uno. Según el ayuntamiento, la flexibilidad solicitada por el colectivo con motivo de celebraciones arraigadas es competencia de la Junta de Extremadura.

Los ánimos cada vez están más caldeados, como advierte el escrito que llega a calificar la situación de "estado de excepción sobre la noche placentina". Algunos de los locales exhiben pasquines con el lema de ´queremos trabajar´ y ´basta de estado policial´ como réplica a los lanzados por vecinos del centro en defensa de su derecho al descanso. La polémica está servida.