Música y poesía. Estas son las dos cosas que acompañan a Borja Prieto, un joven placentino que desde hace varios años busca un hueco en el mundo de la música. Borja estará mañana, a las diez de la noche en La Isla para cerrar, junto a Aliño Callejero, las actuaciones de verano en el parque.

Con tan solo 16 años Borja Prieto formó parte de la banda local Cuarto Creciente, junto a un grupo de amigos, de los cuales a día de hoy mantiene una relación especial con Lino Suricato, quien también se encuentra defendiendo su proyecto. El placentino siempre ha estado ligado al mundo de la poesia, y a raíz de ahí empezaron a surgir sus primeras canciones. "Siempre había escrito poesía pero canciones no", rememora. En el 2015 conoce y trabaja junto a Jorge Flaco Barral, un veterano músico uruguayo que, según cuenta, marcaría el punto de inflexión en su carrera musical.

Borja está inmerso en la grabación de su primera maqueta, Caminos salvajes ,un trabajo que le hace especial ilusión y que saldrá a la luz próximamente, con la ayuda de Albert Fuentes, con quien trabaja desde hace tiempo en su estudio de Plasencia, Diógenes. "Albert es un amigo de toda la vida y trabajar con él es muy fácil", cuenta.

Para poder financiar su disco, se meterá de lleno en una campaña de crowdfunding para poder grabar su primer disco en Madrid. Un trabajo que recogerá influencias musicales del folk americano, el country, el rock o la rumba catalana. Una fusión de estilos en la que desde hace tiempo está investigando, detalla.

En cuanto a sus referencias musicales, Prieto no duda: se queda con Robe Iniesta, Muchachito y Los Delincuentes. Nada activo en redes sociales, a pesar de su juventud, el cantante reconoce que es bastante reacio al mundo de la era digital aunque es consciente, de que debe mejorar este aspecto. "El pájaro de Twitter se me murió a las pocas semanas de hacerme la cuenta, y no soy nada activo en Facebook o Instagram. Prefiero hablar con la gente mientras me miran a los ojos y utilizar estas herramientas solo lo imprescindible. En realidad me considero bastante analógico".

En cuanto al panorama musical también es rotundo. "Es muy dificil, pero los músicos somos unos locos románticos. A mí me ilusiona poder hacer la producción, que en ella colaboren mis amigos. El mundo de la música es muy caro, desde una guitarra hasta el amplificador, todo es mucho dinero, pero hay que tirar de la ilusión, y hasta el día que eso no cambie moveré cielo y tierra para seguir soñando por lo que me hace feliz".

Borja lleva desde los 18 años buscándose la vida en Madrid, aunque asegura que le gustaría poder vivir en su tierra. Todavía estará algunos días en la ciudad. Tocará el 9 de septiembre en la fiesta de fin de verano de Atico. Tras la actuación de mañana tocará Aliño Callejero. "Música alegre para arrancarse a bailar", afirma Prieto, su compañero de espectáculo.