PLAZA: Casi lleno en tarde soleada y calurosa.

TOROS: Ganadería de Hermanos Puerta, desiguales en presentación y juego. Buenos el tercero y el sexto, y pitado en el arrastre el cuarto, que se rajó muy pronto ante el portugués Joao Moura.

REJONEADORES: Joao Moura, silencio y palmas. Hermoso de Mendoza, dos orejas y vuelta al ruedo con petición. Sergio Vega, oreja con petición de la segunda y dos orejas.

Los rejoneadores Sergio Vega y Pablo Hermoso de Mendoza salieron a hombros de la Plaza de Toros de Plasencia tras cortar tres y dos orejas, respectivamente, en el último festejo de la Feria.

El portugués Joao Moura no estuvo afortunado con el que abrió plaza, un toro que, a pesar de no ayudar tampoco ofreció excesivas dificultades.

Tan sólo logró arrancar tímidos aplausos con las cortas. Un rejón delantero y un golpe de descabello acabó con el toro.

El de Portoalegre tampoco tuvo suerte con su segundo, pero esta vez la culpa fue del astado que se rajó a las primeras de cambio y se refugió en tablas.

Un rejón trasero no fue suficiente por lo que tuvo que echar pie a tierra y acabar con 7 descabellos.

LOS TRIUNFADORES

Hermoso de Mendoza cumplió con los rejones de castigo, mejor el primero que el segundo, y levantó al público con tres banderillas al quiebro y dos más citando de frente y clavando arriba.

La locura llegó con las cortas y con un excelente par a dos manos pasando por dentro y clavando arriba. Mató de rejón trasero que le valió las dos orejas.

El navarro demostró con su segundo por qué es el número uno. Los dos primeros tercios fueron realmente sensacionales, clavando arriba y toreando literalmente al de los Hermanos Puerta con sus monturas. Lo cierto es que Mendoza lo hace todo fácil, limpio, claro y con arte y eso el público también lo aprecia. Sólo el fallo con el descabello le privó de nuevos trofeos.

Sergio Vega pudo tener un percance serio con su primero al saltarle a la cara el primer rejón que intentó colocar pero se repuso y colocó dos buenos rejones al quiebro. Un único rejón desprendido fue suficiente y consiguió una oreja.

Con el que cerró plaza, Vega no se encontró tan a gusto. Mal con los rejones de castigo, se desquitó en banderillas, y medio rejón en buen sitio le valió las dos orejas.