Exactamente 6.315.000 euros dejó el sorteo del viernes de la ONCE en Plasencia. Los seis millones del cuponazo (mil millones de pesetas), más otros nueve cupones a razón de 35.000 euros cada uno y dado que los vendió Angelita Carril, con 36 años de oficio entre la céntrica calle del Sol y la plaza Mayor, hay que buscar a los agraciados entre su fiel clientela, principalmente placentina.

Del afortunado con la serie 119 del 02.034 nada se sabe. De hecho tardó en correrse la voz de que había caído el cuponazo porque lo que se comentaba en los corrillos era solo que le habían tocado dos cupones a un frutero de la plaza de abastos y otro a un empleado de banca. Lo que es verdad, pero a medias. "Vendo tantos que yo no sé a quién le habrán tocado los demás premios y mucho menos el gordo", aseguró ayer la popular Angelita, en su casa, porque los fines de semana no acude a trabajar la plaza en cuya esquina con la calle Talavera se la puede ver a diario. Ella misma se fue enterando sobre la marcha. "Como es sábado no hay nadie en las delegaciones y a mi me han ido llamando algunos clientes", explicó convencida de que la lluvia de millones se ha quedado entre unos pocos elegidos de la ciudad de Plasencia. "Yo no suelo vender a peñas así que creo que, contando con los dos cupones del frutero, le habrá tocado a nueve personas" apuntó.

El inspector de guardia de la ONCE, Felipe Hornero, solo confirmó telefónicamente que la suerte ha sonreído a Plasencia. "Nos alegramos mucho por la ciudad, porque Angelita lleva muchos años con nosotros, porque anima las ventas y, cómo no, porque llega en un momento de crisis".

PLAZA DE ABASTOS Angelita no devolvió ni un solo cupón del número premiado y repartió entre sus clientes desde la serie 111 a la 120, entre la que se encontraba la supermillonaria 119 del sorteo del viernes. Ayer lo sabían bien en la plaza de abastos. Un frutero empeñado en proteger su anonimato, aunque todo el mundo parecía saberlo se embolsará 70.000 euros por dos cupones y rodeado de su familia, en el mismo puesto, reconocía ayer que "en estos momentos de crisis vienen mejor que nunca y además yo tengo una hija estudiando fuera".

La anécdota del día la protagonizó otro vendedor del mercado que esta semana desistió de jugar, como acostumbra, porque el premio anterior ya había terminado en cuatro. No es el caso de un empleado de banco, que se halla entre los poseedores de uno de los cupones con premios menores.