Un cocodrilo tuvo ayer atareados a la policía local, a la brigada de obras, al Seprona y a la concejala Carmen Blázquez y dio un susto mayúsculo a los vecinos que lo encontraron, eso sí, muerto. Se trataba de un ejemplar de un metro y medio que, según explicó la concejala, procedía de uno de los dos circos que ocuparon el ferial del Berrocal el pasado fin de semana y desde ayer se encuentra en Cáceres.

Los responsables del circo acudieron a la jefatura local para avisar de su muerte y los agentes les indicaron que debían avisar al Seprona y después, incinerarle. Pero "en lugar de eso, lo tiraron por un barranco y se marcharon", criticó Blázquez, y fue ayer cuando unos vecinos que paseaban a sus perros por la zona lo encontraron.

Avisaron de inmediato a la policía local, que puso en marcha el protocolo habitual en estos casos. Avisó al Seprona, que se encargó de recoger muestras del animal para conocer las causas de su muerte mientras el personal de la brigada le trasladó hasta la finca Capote. El pasó siguiente será "avisar a una empresa para que se lo lleve a Madrid a una incineradora", explicó la concejala.

Esta no ocultaba ayer su malestar por la actitud de los responsables del circo, al que ha retenido la fianza de 3.000 euros que depositó para instalarse en el Berrocal. "Con ella pagaremos todos los gastos que nos ha ocasionado el cocodrilo y también nos cobraremos la multa por llenar la ciudad de cartelería. Me parece indecente lo que han hecho", dijo. El Seprona también actuará.