Al final los comerciantes aceptaron ayer cerrar por tramos hasta un máximo de tres días una vez que empiecen definitivamente el lunes las obras de renovación del pavimento para agilizar el plazo inicial de cuatro meses. Así lo acordaron ayer sus representantes con el ayuntamiento y la concesionaria de la segunda fase de las obras que completarán, años después, la céntrica calle desde la llamada plaza quemada hasta la plaza Mayor.

A cambio, la UTE formada por Casma, Molhiere y Araplasa, se comprometió a dotar de accesos a los comercios si esos tres días resultan no ser suficientes para cerrar las zanjas porque en esta segunda fase sí que se van a renovar también las redes de abastecimiento de agua.

Los comerciantes afectados han flexibilizado sus demandas porque inicialmente se oponían radicalmente a cerrar ni un sólo día, pero sus representantes zanjaron ayer la cuestión reunidos en el ayuntamiento con la contrata, la concejala delegada, Mónica García, y el portavoz municipal, Pablo Sánchez del Mazo. Ayer ya se apreciaban en la calle señales del replanteo de la obra, que costará 217.000 euros.