La Policía Nacional fue a buscarle ayer a su domicilio en la avenida de España, pero les dio esquinazo descolgándose desde la ventana de un cuarto piso. Hasta el segundo llegó atando unas sábanas con otras y luego saltó, pero en su huida pasó por el colegio de San Miguel y no se resistió a quitarle el bolso a una profesora, quien dio aviso rápidamente a la policía y pudo ser atrapado.

Los policías le estaban buscando por los alrededores desde que varios testigos dijeron haber visto la temeraria escapada de Jonathan P.G., de diecinueve años, y cómo corría hasta la estación de trenes y luego en dirección a la calle San Cristóbal, donde saltó la tapia del colegio para desconcierto de las profesoras. Su osadía le pasó factura porque fue detenido sin que le hubiera dado tiempo a vaciar el bolso de la profesora. Todo ocurrió en media hora. Según el testimonio de testigos, la policía fue a buscarle hacia las 11.30 de la mañana y le esperó en la puerta de la calle sin imaginarse las verdaderas intenciones del joven, que resultó todo un atleta.

Fuentes de la investigación confirmaron que la policía le buscaba como sospechoso de al menos diez tirones habidos desde Semana Santa tras haber sido reconocido por algunas de sus víctimas, a algunas de las cuales llegó a tirar al suelo. Otras veces quitaba los bolsos al descuido del interior de los coches. Pese a su juventud, es un viejo conocido de la policía y toxicómano.