Es un digno biznieto de Isabel la Cabrera, una de las heroinas locales que pasó a la historia por socorrer a los soldados enfermos que volvían de la Guerra de Cuba, porque Evaristo García también ha firmado una página histórica de la cofradía de la Virgen del Puerto, la del cincuentenario de la coronación y la inauguración del nuevo retablo, y acaba de recibir un sencillo, pero emotivo homenaje popular a la dedicación y siempre conciliadoras maneras que caracterizaron su presidencia.

--¿Se puede tener mejor homenaje en la vida que un reconocimiento popular ?

--La verdad es que lo mejor que se puede llevar uno es el respeto y el aprecio de la gente. En estos momentos me acuerdo de mi madre, que fue una gran mujer y decían que era como una gallina clueca porque siempre iba rodeada de amigos, pero lo que aquí se reconoce no es cuestión de una sola persona, sino de toda una directiva y un trabajo en equipo.

--¿Se siente entonces privilegiado por haber sido el presidente en una de las etapas históricas de la cofradía?

--Pues sí porque me ha tocado una de las etapas más bonitas y he tenido el privilegio de tener en mis brazos una imagen que tanta devoción despierta en tanta gente. Es una oportunidad que me gustaría que tuvieran todos los placentinos.

--¿Por eso impulsó la nueva organización por turnos de la procesión de la Virgen, que antes la portaba quien podía abrirse un hueco?

--Sí, sí es que esa es una de las mejores satisfacciones que me llevo porque me hizo mucha ilusión lograr que pudieran subirla y bajarla hasta mil personas en turnos y que no fueran siempre las mismas.

--¿Qué otros recuerdos se llevan la palma?

--Pues ver a la Virgen en una barcaza en el río Paraguay, pero es que son tantísimos. Llevarla a Formosa en Argentina fue irrepetible, pero también el 25 aniversario de su llegada a San Miguel de Abona en Tenerife, todos los actos del cincuentenario y fíjate si el retablo va a quedar ahí para siempre.

--¿Qué le hubiera gustado terminar?

--Pues la restauración de la imagen y el ensanchamiento de la carretera, pero ahora hay un buen equipo con Cándido Cabrera que ya está en ello.

--Un deseo

--Que la romería vuelva a ser al estilo tradicional sin discotecas y castillos flotantes. ¡Ah y menos coches y más autobuses!