"Es el único lugar de la ciudad donde se puede estar durante las horas de siesta". Esa frase, pronunciada por una chica joven, expresa el sentir de los habitantes de la ciudad en relación al parque de la Isla. "Además, este año está mejor, hay bastantes menos pinchos", continúa, en referencia a los afilados y temidos abrojos.

La poblacion se reparte de manera tácita las horas de disfrute de la mayor zona verde. Por las mañanas, es territorio de la gente más mayor y los jubilados, hasta el punto de que alguno confiesa que por las tardes "no voy, no voy porque hay mucha gente y me agobio".

Y es que desde mediodía y durante la tarde, las familias y los grupos de adolescentes y jóvenes van sobrepasando en número a los mayores, aunque estos nunca faltan, y disfrutan jugando a las cartas, o dándose un chapuzón en el canal.

Según finaliza la jornada, ya de noche, les toca el turno a las parejas o grupos de amigos, más comúnmente paseando que sentados en el césped.

El parque también da cabida, además de a todos estos visitantes, a los deportistas, que se concentran sobre todo en las primeras y las últimas horas del día, "porque hay menos gente, y en ese rato hace fresco, o, mejor dicho, menos calor", explica uno de los atletas que suele ejercitarse recorriendo los caminos del parque a primera hora de la mañana, y que, continúa, "es, junto con el paseo del río, donde mejor se corre en la ciudad".

Lo positivo y negativo

La Isla, en palabras de varios de sus usuarios, "está muy bien", e incluso alguno lo llega a considerar "un lujo", en cuestión de césped, aunque uno de ellos se queja de que "los dueños de los perros no siguen la normativa, porque dejan que el perro haga sus cosas fuera de su sitio". Hay dos sectores en los que los perros pueden estar todo el día: junto al molino, zona en la que pueden estar sueltos a cualquier hora, y en las zonas de césped entre el camino principal y el río, entre las 23.30 horas y las ocho de la mañana en horario de verano, pero no en las zonas verdes aledañas al canal de baño, que es lo que levanta las quejas del hombre.

"Aunque recojan lo que hacen los animales, lo poco que quede es un foco de infección, y si tienen su sitio y es amplio, no entiendo por qué tiene que ocuparlo todo", explica.

Con respecto a las zonas de baño, hay quienes consideran que están "igual que el año pasado", con un matiz positivo, y quienes opinan que están "mejor". A pesar de todo, uno de los encuestados apuntaba el viernes que "deberían organizar mejor cuándo limpian el agua y cuándo cortan el césped, porque todo lo que están cortando ahora mismo va a acabar en el canal a nada que haga viento".

Así, la mayoría de las personas que se desplazan a la Isla coinciden en lo cuidado que está el parque de manera general, aunque los aseos y vestuarios parecen ser aún asignatura pendiente. "Podrían estar más limpios", dice una señora, "a varios de los vestuarios les falta el cerrojo", comenta un hombre, mientras que otro achaca al "incivismo" estas carencias en limpieza y material, ya que "en el momento en el que ponen perchas, alguno que se cree gracioso las quita o las rompe". De todas maneras, no faltan quienes, como un hombre mayor, considera que "están perfectos, se nota el cambio este año".