No ha nacido y parece que ya le quieren crucificar. De la choza con el pobre belén viviente y el luminoso abeto elaborado maceta a maceta de flor de pascua hemos pasado al cuelgue de las llamadas serpientes que caen de la balconada del ayuntamiento y se encienden por la noche, a un Papá Noel que se asoma a la plaza bajo el incomparable marco de unas cortinillas doradas como el sol, a la especie de crespones, pero rojos con campanitas que siembran los balcones, a las luces azules que salpican los árboles, a unas farolas de focos multicolores y a un haz de luz giratorio cual faro de un club de alterne.

Esta es, sin duda, la decoración navideña de la plaza Mayor que más ha dado que hablar en los últimos tiempos y la mayor parte de las veces no por discreta a la par que elegante. "A mí me ha dicho un turista en mi tienda que si va a haber un desfile del III Reich en la plaza". Otra cliente autóctona y entrada en años interviene, molesta, "pues a mi la decoración de los balcones no me disgusta, pero por qué no habrán puesto a los Reyes Magos en el balcón del ayuntamiento en lugar de a Papá Noel".

Otras quejas

Un cuarentón de aire progre se queja: "Pues a mi eso de los balcones me parece como franquista". Lo último que se supone que habrá pretendido el edil de Festejos, Blas Raimundo, cuando encargó la decoración que vendió como austera para ahorrar costes y dar más espacio a los niños en el espectáculo con samurais y Reyes Magos renovados en las personas de deportistas que está preparando. El rojo nunca falta con el PSOE aunque las últimas Navidades fuera el de las bonitas flores de Pascua que daban forma al árbol que ideó la edil, ya ausente, Lidia Regidor. Ahora la tendencia es la de plantar en los balcones esa tela roja más marcial que navideña.