Agentes de la Policía Nacional han liberado en un club de alterne de la ciudad a una mujer víctima de trata con fines de explotación sexual, que fue captada en Rumanía cuando tenía 12 años. Según informó ayer la policía, la joven comenzó lo que ella creía que era una relación sentimental con un hombre 27 años mayor que ella, que la mantuvo bajo su control hasta que cumplió la mayoría de edad, recurriendo a todo tipo de agresiones y amenazas. Una vez cumplió los 18 años, fue obligada a viajar a España mientras retenían a su hijo de 5 años en Rumanía, para obligarla así a ejercer la prostitución.

Tras una investigación que comenzó en verano del 2015, los agentes registraron una habitación del club de alterne, donde intervinieron casi 1.600 euros en efectivo, justificantes de envíos de dinero a Rumanía, dos teléfonos móviles y diversa documentación que está siendo analizada por expertos. Además, han detenido a una persona en Plasencia y a otra en Palencia como presuntos miembros de la organización de trata. También han liberado al hijo de la joven en Rumanía, que fue puesto a disposición de los servicios de protección de menores, donde recibió asistencia física y psicológica.

La investigación policial se inició a raíz de una denuncia sobre una presunta explotación sexual en un club de la provincia. Una vez localizada la mujer en Plasencia, liberada y tras recibir todas las medidas de protección y apoyo que la ley prevé, la mujer decidió denunciar su situación a la policía. Así, ella misma relató que que conoció con 12 años a un hombre de 39, con el que tuvo un hijo y que, poco a poco, «llegó a controlarla por completo, recurriendo a todo tipo de amenazas y agresiones físicas, de las que aún acarrea secuelas».

La falsa relación duró hasta que, al cumplir los 18 años, la joven fue obligada a viajar a España, donde pasó a ser controlada por otros miembros de la organización, que se encargaban de controlarla y explotarla sexualmente bajo nuevas amenazas y agresiones físicas y de arrebatarla todo el dinero que obtenía por los servicios sexuales.

Para asegurarse de que no tratara de escapar, retenían a su hijo en Rumanía, a donde se enviaban además los beneficios de la explotación sexual de la joven a través de empresas de envíos de dinero y a nombre de diferentes personas. El dinero era recibido por miembros de la red, que lo invertían inmediatamente. Los agentes han calculado un montante total enviado al captador en Rumanía de casi 60.000 euros.