Plasencia cuenta con "grandes espacios para realizar grafiti", asegura Andrés Sánchez Ocaña, más conocido como Misterpiro ; el problema está en que "gente que haga trabajos ya quedan pocos". Sí hay quien "viene de fuera y pinta, pero iniciativa propia hay poca", añade Jesús Mateos Brea.

Como profesor de grafiti de la escuela de ocio, Brea ha constatado que "entre los chicos hay mucho interés", sin embargo, "después no continúan". Ello se debe, según Brea, autor de la decoración del nuevo edificio de Servicios Sociales, a que "en la escuela de ocio les damos el material, pero luego ven que es un hobby caro".

Ambos artistas, además, coinciden en que "ha pasado mucho tiempo desde que el grafiti llegó a España, y es normal que vaya evolucionando", como comenta Brea. "Ha derivado en muralismo, o arte urbano, grafiti queda poco", considera Misterpiro , cuya última obra en la ciudad decora la fachada posterior del salón de actos y uno de los muros del instituto Gabriel y Galán.

Los últimos trabajos de Sánchez Ocaña, que comenzó "con el lettering y grafiti en 2006", son un ejemplo del camino nuevo de este arte urbano, el resultado de "juntar los cuadros con acuarelas que he hecho en casa desde siempre con el spray", elemento con el que sigue firmando sus obras, alejadas de la estética del hip hop "que llegó hace veinte años".

Tanto Misterpiro como Brea han realizado exposiciones de su labor creativa en otros campos artísticos, como es el caso de "trabajos de lápiz acrílico"de Misterpiro y los "grabados" de Mateos Brea.

"Antes había festivales de grafiti", recuerda Misterpiro ; "entre el 2002 y el 2005 éramos 30 personas", rememora Brea, y contaban, como en la actualidad, con espacios disponibles para crear "en San Juan, la ciudad deportiva o las traseras de los pabellones militares".

Brea espera que el arte resurja cuando haya finalizado la crisis: "O empiezas con dieciséis años o no te pones a pintar con 30, es algo que te deben poder costear tus padres".