El día del barrio del Rosal de Ayala reunió ayer a multitud de vecinos en el parque de Formosa, pero entre todos destacaron las dos personas a las que la asociación vecinal ha elegido como vecinos ejemplares del 2004: Pablo Vicente y José Luis Hermoso.

A pesar del calor, que invitaba más a buscar la sombra --de hecho algunos vecinos acudieron con abanicos y paraguas para protegerse del sol-- nadie quiso perderse el momento del homenaje a los dos vecinos, que recibieron como recuerdo una escultura en forma de rosal. Las entregó el presidente vecinal, Agapito Díaz, que destacó "la trayectoria de ambos en el barrio" como el principal mérito que les ha hecho recibir el premio.

Pero además de la escultura, el agradecimiento vecinal se hizo patente en los gritos de ¡Viva nuestro cura! o ¡Bravo Pablo! , que lanzaron algunos vecinos espontáneamente durante el transcurso del acto.

Vicente fue el primero en agradecer el reconocimiento del barrio y aprovechó para recordar "la votación clandestina en la parroquia de la que surgió la primera asociación vecinal del barrio en 1975", de la que formó parte y señaló humilde: "No teníais que haberme dado este premio porque he hecho lo que moralmente me correspondía". Por su parte, Hermoso confesó estar sorprendido por el homenaje y dijo aceptarlo "no como cuestión personal sino en nombre de todo el colectivo que ha trabajado con entusiasmo para levantar el nuevo templo parroquial, que es para todos".

A la fiesta vecinal, que terminó con reparto de paella y dulces, se sumaron presidentes de otros barrios de la ciudad, cinco concejales del PSOE y el jefe de la policía nacional.