Unos 15.000 euros tienen la culpa de la polémica suscitada en torno a la realización de la rotonda en la confluencia de las avenidas de Salamanca, Virgen del Puerto, La Salle y Juan Carlos I de Plasencia, adjudicada por 142.0597,27 euros, financiados por fondos Feder-Dusi.

Con ella se ha pretendido lograr un tránsito más eficaz de los vehículos rodados y una mayor eficiencia energética, al reducir los tiempos de espera y con ello las emisiones de CO2. Para los peatones, según opiniones públicas, tal vez se hayan complicado un poco las cosas, al ser el lugar un cruce de gran tránsito debido a la situación de importantes edificios que albergan instituciones de gran asistencia de público, como la Universidad de Extremadura o del mercado todos los martes.

Estará dedicada a las víctimas del terrorismo, en concreto a tres placentinos o hijos de placentinos, fallecidos por este motivo, cuyo recuerdo quedará patente en un monolito en el que figurarán grabados sus nombres y cuyo valor económico es de 1.567 euros.

Aunque no ha sido tan grave el malestar de los placentinos y comarcanos, así como de buena parte de sus representantes políticos de la oposición por dicha rotonda, como por la instalación de una gran bandera (70 metros cuadrados), el mástil de 25 metros de altura donde ondeará y su coste.

Las redes arden con opiniones, que al fin y al cabo no van a ningún sitio y lamentablemente quedarán en el olvido como pasa con todo, el tiempo, es inevitable, unas veces sanador y otras enfermizo, se ocupará de calmar los ánimos del personal y obligará a aprender a vivir con ello, como todo lo impuesto, sobrevenido en cualquier sistema social que se precie.

La memoria nos juega malas pasadas y, como la historia no solo es creada por los hombres, sino escrita, las generaciones venideras entenderán a su manera los hechos acaecidos en determinados momentos de cada sociedad, estado o ciudad.

Lamentablemente, por más homenajes que reciban, ni las víctimas ni sus familias podrán disfrutar la vida que habrían tenido si estuvieran vivos y tal vez, la mejor forma de emplear ese dinero sería haciéndoles entrega de él, de alguna manera que les hiciera la vida más llevadera, al menos a los vivos, ya que la pérdida es inconmensurable.