A pesar de los movimientos políticos y los gestos y manifestaciones públicas de apoyo a las víctimas de violencia de género, ellas, las mujeres, subrayan que se sienten «víctimas de la sociedad, de la etiqueta que me ponen y que llevaré ya para toda la vida. Cuando lo que pretendemos es olvidar todo por lo que hemos pasado, no nos quitan la etiqueta».

Según el testimonio de una de estas víctimas, que ayuda a otras superar su día a día, sus miedos y sus preocupaciones, las siguen considerando, sobre todo los agentes de policía y los jueces, como «unas locas y unas paranoicas. Nos maltratan más los policías y los jueces por el trato que nos siguen dando».

Esta mujer no se considera hoy una una maltratada. «No soy una maltratada, soy una mujer que fue maltratada en su día por su pareja y ahora soy una víctima de la sociedad».

Cuenta que, a pesar de tener una orden de alejamiento en vigor de su expareja y una orden de protección, recibe cartas amenazantes en su buzón y en el mismo portal de su vivienda. «Llamé a la policía para denunciarlo el pasado 28 de diciembre y el agente que me contestó lo primero que hizo fue preguntarme que si estaba segura. Después, me dijo que me lo tomara como una broma de los Santos Inocentes».

Por actitudes como esta, no confía en absoluto en el trabajo de la policía. «Solo uno en esta ciudad hace su trabajo con el corazón. Solo uno se salva», afirma.

Y por eso, y tras ponerse en contacto con ella varias mujeres que habían sufrido maltrato y la Asociación contra la violencia de género 8 de marzo, decidió ofrecer su ayuda a otras mujeres como ella y anima a quien lo necesite a pedir ayuda al colectivo. Todo para quitarse la etiqueta y dejar de ser unas víctimas para ser mujeres.