En los últimos meses, y sobre todo debido al cierre de la antigua escombrera de la carretera de Salamanca y la obligación de llevar los escombros a la planta de reciclaje situada en las traseras del hotel Azar, han aumentado los vertidos ilegales. Se producen principalmente en zonas de campo como el Berrocal, Valcorchero o próximas a los paseos del río, pero la Concejalía de Medio Ambiente ha intensificado a su vez los controles y, con la ayuda de la policía local, está consiguiendo encontrar a los responsables y que paguen por su infracción medioambiental.

En el último mes, la brigada verde ha detectado vertidos tanto de escombros como de chatarra y los habían tirado cerca de la depuradora, en las traseras de la carretera de Trujillo y junto al denominado camino de la pared bien hecha .

El concejal de Medio Ambiente, Luis Miguel Pérez Escanilla, explica que, cada vez que se localiza un vertido, los miembros de la brigada verde acuden para investigar, a través del tipo de escombros, quién puede ser el autor del vertido y se avisa a la policía local. En el caso del vertido del Berrocal apareció incluso una placa de plata, regalo de un aniversario de boda. Según el técnico José Luis Mora, "la habrían cogido de donde fuera y luego se han deshecho de ella". En este caso, se ha localizado al culpable y será sancionado y también en otro de los vertidos, próximos al lugar donde un constructor ha hecho una reforma, explica Escanilla.

El edil no duda de que el motivo de estos vertidos es la intención de sus autores de ahorrarse el coste que supone llevarlos a la planta de reciclaje, pero subraya que "un metro cúbico, que es lo que suelen generar, cuesta 20 euros, con lo que el beneficio para ellos es muy pequeño para el perjuicio que originan al medioambiente".

Por eso, ha hecho un llamamiento al civismo y ha pedido a los ciudadanos "que lleven estos residuos a la planta de tratamiento". De no ser así, son la brigada verde --en el caso de la basura-- o Araplasa quienes habitualmente los recogen.