Italia vive estos días su enésima polémica en torno a la figura del aborto. Un error cometido en el Hospital San Paolo de Milán, que causó la muerte de dos gemelos, ha vuelto a poner a debate los riesgos y, sobre todo, las implicaciones éticas de este tipo de intervenciones.

Ocurrió el pasado junio, cuando se practicó un aborto terapéutico selectivo a una mujer embarazada de dos gemelos, pues uno de ellos presentaba anomalías cromosómicas.

En el último momento, justo antes de que se practicara la intervención, los hermanos intercambiaron sus posiciones, lo que provocó un error en los médicos, quienes, en lugar de eliminar al feto enfermo, eliminaron al feto en buen estado de salud.

La mujer, en todo caso, decidió también abortar el feto que había quedado vivo. El caso se encuentra bajo investigación de la Fiscalía de Milán.

PROBLEMA ETICO"Este tipo de casos plantean un problema ético --ha dicho la ministra de Sanidad, Livia Turco--. Yo me pregunto, ¿el hecho de saber que uno de los dos gemelos está enfermo y malformado es suficiente para suprimirlo?".

Turco, sin embargo, se mostró contraria a cambiar la permisiva legislación italiana sobre el aborto, pues, según dijo, sería inaceptable una norma que impidiera a las mujeres poder elegir acerca de su futura maternidad.

L´Osservatore Romano, el diario del Vaticano, muestra en su edición de hoy una visión mucho más inflexible. "Ningún hombre tiene el derecho de suprimir otra vida. Ningún hombre tiene el derecho de sustituir a Dios. Por ninguna motivación", sostiene el periódico. Este considera fundamentalmente que los abortos terapéuticos no son otra cosa que "eugenesias", las cuales vienen motivadas en su mayoría por una "cultura de la perfección que trata de excluir todo lo que no parece bello, resplandeciente, positivo y cautivante".