Ocurrió con Ramón Sampedro. Se intensificó con Mar Adentro. Y se ha repetido con Jorge León, el pentapléjico que apareció el pasado jueves desconectado de su respirador automático en su domicilio de Valladolid. El debate sobre la necesidad de legalizar la eutanasia vuelve a estar encima de la mesa. Ayer, varias asociaciones insistieron en la necesidad de dar "una muerte digna" a quien así lo desea. Ningún partido político recogió el guante. A excepción de Izquierda Unida, que anunció que presentará una iniciativa en el Parlamento. No será la primera vez.

A pesar de que la policía todavía está investigando el caso del segundo Sampedro, tanto el hermano del fallecido como la asociación Derecho a Morir Dignamente aplaudieron "la valentía" de la persona que cumplió con el deseo de Escudero de poner fin a su vida. Presuntamente, claro.

Muerte anunciada

El pentapléjico, que tenía 53 años y sólo podía mover los labios, llevaba desde el 2000 postrado en una silla de ruedas. Una caída le convirtió en un ser inerte. Desde entonces utilizó la única parte viva de su cuerpo, el cerebro, para reivindicar su muerte. Consciente de la falta de regulación, en más de una ocasión aseguró que tendría que recurrir a una "solución ilegal". Su fallecimiento ha cogido a pocos por sorpresa. "Tenemos constancia de que buscaba a alguien que le ayudara a morir", explicó ayer el presidente de la Asociación de Lesionados medulares de Castilla y León.

El hermano del fallecido y su único familiar, Carlos León, dio abiertamente las gracias a las personas que presuntamente ayudaron a morir a su hermano. "Se han jugado algo para ayudar a que una persona deje de sufrir y tenga una muerte decente", comentó a la agencia Efe. Su muerte, añadió, "será menos inútil si contribuye a ayudar a otras personas que están en su misma situación".

Carlos León no estuvo sólo. La presidenta en Galicia de la Asociación Derecho a Morir Dignamente, Carmen Vázquez, se mostró a favor de todos sus argumentos y ofreció su ayuda a la persona que desconectó al pentapléjico vallisoletano del aparato que lo mantenía con vida. Además, denunció la "hipocresía" de los políticos que, a su juicio, "se niegan a afrontar una situación para la que la sociedad está preparada".

Vázquez reconoció que se puso en contacto con Jorge León después de que otro pentapléjico gallego se lo pidiera a raíz de una carta que escribió el vallisoletano en el diario El País. La presidenta de la asociación en Galicia no quiso desvelar la identidad del enfermo, cuyo destino será, en su opinión, idéntico al de Jorge León: "Morir en silencio".

Más apoyos

Otra de las voces a favor de la eutanasia fue la de Margarita Espuña, amiga del pentapléjico vallisoletano y autora del libro Morir por amor a la vida (Ediciones Luciérnaga). Tras afirmar que Jorge León le escribió un mail el pasado mes de abril en el que le decía que se encontraba "al límite", Espuña analizó así su muerte: "Desconozco si alguien lo ha hecho. Muchos no nos atrevimos. Si ha ocurrido así, hay que apoyar a quien lo ha hecho. Resulta indignante que se investigue y se persiga a una persona que ha realizado una obra humana, de caridad y valiente".

Una de la voces más autorizadas para hablar del caso del pentapléjico vallisoletano fue la de Ramona Maneiro, que ayudó a morir a Ramón Sampedro en 1998. Maneiro apoyó incondicionalmente a la persona que desconectó a Jorge León de su respirador y despotricó contra los que creen que la regularización de la eutanasia provocará una "matanza en masa".

Por último, la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, matizó que la futura ley tendrá que ser "muy cuidadosa".