Los platos de la cena de gala de la boda real, responsabilidad del dúo Adriá-Arzak, pasarán por una situación trepidante y azarosa, condicionada al tráfico salvaje de Madrid. La comida para los 400 invitados, entre ellos, los miembros de 40 casas reales e irreales, viajará dentro de un camión que saldrá del casino de Madrid y aparcará en el palacio de El Pardo. Dentro, lo necesario para dar a cada comensal 15 aperitivos y tres platos.

Saber qué transportará el vehículo especial es como jugar a la ruleta. Ferran Adriá, Juan Mari Arzak y Paco Roncero, ejecutor de la voluntad de los maestros en las cocinas del casino de Madrid, han acordado un silencio de sociedad secreta.

El camión cargará con ingredientes para ensamblar entre 12 y 15 aperitivos distintos, tres platos y un postre. El festival de snacks será, probablemente, lo que enfervorice a reyes y príncipes, muchos sometidos a un régimen calvinista. Y aquí va la tirada de ruleta. Es posible, estudiando la dialéctica Adri -Arzak, que los invitados se entretengan con el corte de parmesano, el bocadillo hueco de jamón ibérico y la sorta de cigala con fideos de arroz.