Para ganar una discusión, saque un tema espurio con el que se pueda desviar el conflicto hacia otra parte. La presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, ha aplicado esta cuestionable táctica --probablemente aprendida de las enseñanzas de Margaret Thatcher-- para tratar de resolver el conflicto educativo desatado tras la imposición de dos horas lectivas más a los profesores y el despido de 3.000 interinos para ahorrar 80 millones. Así, ha acusado a las asociaciones de padres y de profesores de "hacer una negociazo" con la venta de las camisetas verdes, que simbolizan sus protestas, por las que --denunció Aguirre-- ganan dos euros en "negro" que no declaran a Hacienda.

"Es muy astuta en lanzar cortinas de humo para que se hable de otra cosa, pero le ha vuelto a salir el tiro por la culata", dijo ayer José Luis Pazos, presidente de la FAPA Giner de los Ríos, mayoritaria en Madrid y a la que Aguirre quiere eliminar las ayudas por estar cerca del PSOE.

Coincidieron las asociaciones de vecinos, que han vendido la camiseta ("a 5 euros frente los hasta 30 en que se vendió la de la JMJ") y los sindicatos, que han convocado dos jornadas de huelga para los días 3 y el 23 de noviembre. "No ganarán por agotamiento. No pararemos hasta que se siente a negociar y haya un acuerdo", afirmó José Ricardo Martín, líder de UGT en Madrid.

Las perspectivas de que la denuncia prospere son nulas. La vía penal está vedad porque la cantidad defraudada debería superar los 120.000 euros. Y la denuncia presentada ayer no puede seguir adelante porque el plazo para abonar el IVA no cumple hasta enero y el de sociedades, hasta el 28 de julio.

No es la primera vez que Aguirre intenta desviar la atención.Primero, recordó a los docentes que "la mayoría de los madrileños trabajan más de 20 horas". Luego les pidió perdón y reconoció que ellos trabajan 37,5 horas, pero, de paso, cuestionó la gratuidad de la educación.