PESE A a su colosal tamaño --17,8 metros de largo y 22 toneladas de peso--, el cetáceo que ayer llegó muerto al puerto de Las Palmas atrapado en la proa de un transbordador era un ejemplar joven de ballena rorcual común, una especie que no habita en aguas de Canarias y que dobla fácilmente estas dimensiones cuando es adulta. En su viaje del sur al norte del Atlántico, el mamífero fue arrollado por el ferri Sorolla de Trasmediterránea, según explicó el biólogo marino Pascual Calabuig. El especialista aseguró que el animal no estaba muerto cuando chocó con el barco.