Carlota, que en febrero cumplirá 13 años, nació sin el antebrazo y la mano izquierdos, circunstancia que hasta ahora había soslayado manejando una pinza bidigital mecánica, que no le permitía calibrar la fuerza con que sujetaba los objetos. Desde hace 21 días, dispone de una mano electrónica (los médicos lamentan que se la haya definido como biónica, cuando no lleva nada biológico), de cinco dedos flexionables, que imita la anatomía, gestualidad y color de una mano fisiológica. Es la primera niña europea que cuenta con esta mano sustituta.

Incorporar la nueva extremidad, presentada ayer en el Hospital de Sant Joan de Déu, de Esplugues, no ha supuesto a Carlota entrar en quirófano ni recibir implantes tecnológicos de ningún tipo: los electrodos y el microprocesador que activan la mano se encuentran en el antebrazo artificial, una especie de manguito plastificado al que se enrosca la mano electrónica. El gesto se activa cuando la niña moviliza, por su decisión, los nervios que enlazarían los principales músculos del antebrazo, ausentes en su caso.

La mano electrónica, llamada i-LIMB y fabricada por la empresa escocesa Touch Bionica, puede reproducir el movimiento digital sutil de una mano fisiológica. Lo único que no tiene es tacto. Enlaza el índice y el pulgar, señala con un dedo, sujeta cosas muy delgadas y teclea un teléfono móvil o un ordenador. Todo eso no se puede hacer con el primer recurso --una pinza con dedos compactos-- que se colocó a Carlota cuando tenía pocos días.

LA LATA Y EL HUEVO Otra diferencia de la mano i-LIMB es la capacidad con que permite precisar la fuerza al agarrar o presionar un objeto. "Con la prótesis mioeléctrica que llevaba hasta ahora reventaba, sin proponérselo, una lata de refresco llena --explicaba ayer Marisa Cabrera, directora de la unidad de atención al niño amputado en Sant Joan de Déu--. "Ahora podría coger un huevo fresco sin romperlo".

En Sant Joan de Déu se realizan controles a 117 niños y jóvenes, de 0 a 22 años, de toda Europa, que nacieron sin alguna mano o la perdieron por un accidente o por un tumor. El nuevo recurso ronda entre los 36.000 y 40.000 euros que, en el caso de Carlota, ha pagado su familia. La Conselleria de Salut subvencionaría con 10.000 euros ese coste si la circunstancia del solicitante así lo justificara, explicaron.