La vida de Miguel Bosé (en la foto derecha, el pasado miércoles en Madrid haciendo un dúo con la cantante Noa) es un ejemplo de supervivencia profesional y personal. Una vez le adjudicaron el sida y otra le dieron por muerto en un inexistente accidente de moto, sin contar su permanente ambigüedad sexual. Todo eso se cuenta en Con tu nombre de beso, una biografía complaciente (en la foto izquierda, la portada del libro) escrita por Javier Menéndez Flores.

El autor define a Bosé como "uno de los personajes más amados, criticados, imitados, envidiados, deseados y demonizados" del star system nacional. Uno de los temas más candentes es el de su sexualidad. "Bisexual sí, pero no homosexual", aseguró Bosé en 1980. "Nunca he mantenido relaciones homosexuales", dijo un año después, contradiciéndose.

EL EQUIVOCO Bosé recuerda que el equívoco comenzó cuando, en sus inicios, se colocó un pañuelo rojo en el bolsillo de los tejanos, una práctica de los homosexuales de San Francisco para indicar sus preferencias. Añade que surgió de "un periodista gay que estaba empeñado en acostarse" con él. Ana Obregón, novia juvenil de Bosé, aludió en 1982 al tema: "Miguel ha tenido experiencias homosexuales, pero me importa un bledo". Obregón recuerda los tiempos felices: "Ibamos al Retiro y nos tomábamos un bocadillo de queso. Fue más que el primer amor de mi vida".

El libro no profundiza en la vida sentimental de Bosé, al margen de contar que compartió piso con el actor Toni Cantó, la "bonita amistad con Daniela Romo y recordar que tuvo algunas novias de niño. No faltan alusiones a famosos, como Picasso o su padre, Luis Miguel Dominguín, con quien estuvo distanciado porque no digirió que su hijo fuese más famoso que él.