No solo los responsables de British Petroleum cruzan los dedos. Saben, los jefes de BP, las autoridades y la población que ve la catástrofe cada vez más cerca, que es una solución a corto plazo para frenar el vertido que desde el 22 de abril brota incontrolado en aguas del golfo de México. El objetivo, confían, es disminuir el flujo de crudo. Los ingenieros de la petrolera británica idearon hace días un artefacto de grandes proporciones con forma de caja que ya está en la zona del hundimiento de la plataforma, a más de 60 kilómetros de la costa.

Una vez sorteado el inconveniente de transportar las 100 toneladas del armatoste de acero y cemento, ahora hay que sumergir la cúpula hasta el fondo marino. La fuga está a 1.500 metros de profundidad.