Componemos una sociedad hipócrita e inmadura, que no asume las consecuencias de sus acciones. Consumimos energía pero no queremos cargar con los efectos negativos que conlleva nuestro estilo de vida. Queremos agua caliente, calefacción y aire acondicionado; tenemos en nuestras casas lavadoras, lavaplatos, aspiradoras y todo un muestrario de pequeños electrodomésticos. Derrochamos energía desde que nos levantamos hasta que nos metemos en la cama, pero miramos hacia otro lado cuando nos hablan de asumir nuestra cuota de responsabilidad. Y así estamos, desde hace años con la cabeza bajo el ala, mandando residuos nucleares a otros países para que nos los guarden; pero ha llegado la hora de la verdad, el momento de asumir responsabilidades: son nuestros y debemos guardarlos nosotros.

España consume energía producida en centrales nucleares y España debe hacerse cargo de los contaminantes desechos, pero no está resultando fácil. Los partidos políticos no quieren asumir el coste electoral que, posicionarse sobre la instalación del almacén de residuos nucleares en uno o en otro lugar puede conllevarles, pero en algún sitio tiene que ubicarse. No pueden esconder la cabeza esperando que el huracán pase. No va a pasar y deben adoptar una posición clara. Respecto a los ciudadanos sólo nos cabe asumir nuestra responsabilidad como devoradores de energía. Mientras no aceptemos los resultados de cada uno de los pequeños actos que realizamos diariamente, no seremos una sociedad madura. Asumir las consecuencias es el primer paso para tomar conciencia de la situación. Sólo así, con pleno conocimiento de nuestros hechos, será posible decidir qué queremos hacer en el futuro.