La de caballero es una condición que se acredita día a día. No se es caballero a tiempo parcial o exclusivamente cuando el viento sopla a favor, sino que uno hace gala de ello a través, y a pesar, de los vaivenes que la vida le depara. Cayetano Martínez ha hecho de esta condición el leiv motiv de su azarosa y dilatada trayectoria desde su nacimiento en 1920 en la cacereña calle de Camino Llano. En la mañana de ayer recibió en el Pabellón Multiusos un cálido homenaje de la comunidad de arqueros, a la que él dedicó algunos de los mejores años de su vida. Cuando Cayetano apareció, con una dignidad sobrecogedora y acompañado del brazo de su esposa, el numeroso público congregado estalló al unísono.

Si la premisa que asegura que "el tiempo no importa. Este es un concepto incomprensible para el hombre; lo verdaderamente importante es la pasión con la que se vive (o se muere)" es cierta, Cayetano Martínez ha cumplido con creces. Los suyos son unos 86 años vividos intensamente. Si, como decía la filósofa judeo-alemana Arendt, son preferibles los hombres de acción a los de reflexión, siendo ambas aptitudes muy respetables, este deportista y caballero ha logrado participar y ser parte activa en algunos de los hitos más importantes del deporte local como hombre de acción.

EN TODOS LADOS Cayetano logró que se construyera la primera piscina que hubo en la ciudad. Previamente había sido portero del Cacereño, con tan solo 15 años, en los años anteriores a la contienda civil española. Posteriormente siguió vinculado al mundo del fútbol como árbitro y, más tarde, como directivo del Cacereño.

La actividad deportiva de este comandante de artillería fue mucho más allá. Organizó y participó en las primeras carreras ciclistas que se disputaron alrededor del parque de Cánovas y una más ambiciosa que tenía su meta en la cercana Trujillo. Todo ello, antes de la Guerra Civil.

Eso sí, emprendedor y arrojado. Siendo ya oficial del ejército organizó en el patio del Cuartel de Cáceres algunas de las pocas veladas de boxeo que se han visto en la ciudad. Practicó diferentes disciplinas dentro del atletismo, tenis y baloncesto en menor medida hasta que a principios de los años 80 desembarcó en aquel entonces iniciático mundo del tiro con arco en Cáceres. La afición le llegó de la mano de sus dos hijos. Fundó el Club San Jorge y organizó el Campeonato de España en 1982 en Cáceres. El campeón olímpico Juan Carlos Holgado, la campeona mundial Fátima Agudo, el campeón de España Javier Hernández o su propio hijo Cayetano Martínez son los mejores ejemplos.

El, a sus 86 años, ya tenía hace tiempo dos de los mayores placeres que puede disfrutar un hombre: sentirse orgulloso de su familia y "haber trabajado siempre en lo que me ha gustado". Cayetano dixit.