La Unidad Central de Tráfico de Seres Humanos de los Mossos d´Esquadra ha desmantelado a una peligrosa organización criminal búlgara que explotaba a 20 mujeres, a las que obligaban a ejercer la prostitución en la C-35 y en la N-2, a la altura de los términos de Figueres y Vilademuls.

De las 13 detenidos en varios domicilios de Lloret (Selva), en la que habían levantado su centro de operaciones y en el que vivían la mayoría de las explotadas, solo tres ingresaron el viernes en prisión. Se trataría de sus máximos responsables.

El trato que dispensaban a las mujeres era inhumano y violento. Para ellos no eran personas, sino mera mercancía que les daba importantes beneficios económicos. De hecho, una de las víctimas siguió trabajando en la carretera --10 horas al día-- a pesar de encontrarse ya en su séptimo mes de embarazo. El control que los detenidos realizaban del trabajo de las prostitutas también era exhaustivo: las chicas eran repartidas por diferentes puntos de la carretera y vigiladas de cerca para que entregaran todo el dinero recaudado. Varias detallaron que eran maltratadas si no rendían lo esperado.