La gripe aviar, el ébola, la fiebre del valle del Rift y otras nueve enfermedades de nombres tenebrosos constituyen la docena mortal, según la expresión acuñada en un informe por la Sociedad de Conservación de la Vida Salvaje (WCS, según sus siglas en inglés). Han sido seleccionadas porque todas tienen varias características comunes --son transmisibles, graves y afectan tanto a la fauna como a los humanos-- y todas comparten un enorme potencial de expansión por culpa del cambio climático. La oenegé presentó ayer el informe durante el congreso de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que se celebra en Barcelona hasta el martes.

"La mayor amenaza ligada al cambio climático es posiblemente la propagación de enfermedades", afirmó el presidente de WCS, Steven Sanderson. El aumento de las temperaturas, los cambios en el régimen de lluvias y los intercambios comerciales, y hasta el turismo están facilitando la movilidad de estas patologías. Según la oenegé, todo ello tendrá consecuencias no solo sobre la salud humana y la animal, sino también sobre la economía. Karesh, también de WCS, subrayó que la mejor manera de hacer frente a la amenaza es organizar "una ofensiva científica" controlando la fauna salvaje para poder detectar cómo estas enfermedades se están moviendo de manera que los profesionales de la salud puedan aprender y prepararse para mitigar el impacto.

El informe de las 12 mortíferas sigue un orden puramente alfabético (en inglés). Empieza con la influenza o gripe aviaria, enfermedad infecciosa que se origina en aves salvajes, se propaga por las heces de los animales infectados y ocasionalmente puede llegar a los humanos (243 personas fallecidas desde el 2003, según la OMS). La segunda es la babesiosis, dolencia parasitaria transmitida por garrapatas que suele afectar a los animales domésticos, en especial perros. Raramente pasa a los humanos, pero no es descartable. Les sigue el cólera, enfermedad diarreica muy habitual en el mundo en desarrollo que está causada por una bacteria presente en el agua.

A continuación figura el letal ébola, causado por un virus que provoca fiebre hemorrágica y que afecta a primates y otros mamíferos, incluidos los humanos. En quinto lugar, el informe de WCS cita los parásitos intestinales, cuya supervivencia aumenta con el incremento de la temperatura. Luego, la enfermedad de Lyme, infección causada por una bacteria transmitida por la garrapata, de muy difícil diagnóstico porque sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedades.

DE LA PESTE A LA FIEBRE AMARILLA El siguiente lugar lo ocupa la peste bubónica, causada por la bacteria Yersinia pestis, que puede matar a muchos animales y humanos. Se propaga con los roedores y sus pulgas. La llamada marea roja es una excesiva proliferación de algas dañinas en las costas que crean toxinas que pueden ser letales tanto para animales como humanos. En el noveno lugar aparece la fiebre del valle del Rift, zoonosis viral que afecta fundamentalmente --pero no solo-- al ganado en Africa y Oriente Próximo (se han dado casos recientes en humanos en Sudán y Somalia). La siguiente patología es la enfermedad del sueño (unos 300.000 casos y 40.000 muertes anuales) y está causada por un parásito que afecta a personas y animales. La propaga la mosca tsetsé.

A continuación aparecen la tuberculosis humana y la bovina, ahora distribuidas por todo el mundo; la forma animal puede contagiar al humano por el consumo de leche sin pasteurizar, mientras que la forma humana puede afectar a su vez a los animales. Y, para concluir, se destaca la fiebre amarilla, que se extiende por regiones tropicales de Africa y América. Está causada por un virus propagado por mosquitos.