El cantante que empezó como Jesucristo Superstar y acabó perpetrando aquel hit titulado Mola mazo desfiló ayer por los juzgados madrileños. Camilo Sesto (foto) acudió para declarar como imputado en un caso de presunta estafa inmobiliaria y alzamiento de bienes. El demandante le exige 759.288 euros en concepto de responsabilidad civil.

Sesto y sus abogados entraron y salieron de los juzgados por la puerta lateral para esquivar a las cámaras que querían inmortalizar el momento. El supuesto delito data de 1984, año en el que el cantante alquiló tres locales a un particular. El contrato de arrendamiento era de cinco años y daba opción a que el inquilino, que instaló un gimnasio en uno, acabara comprándolos. Según el demandante, cuando intentó ejercer su derecho a compra, Sesto se lo impidió. Por ese motivo, se vio obligado a trasladar el gimnasio a otro local.