Los Mossos d’Esquadra detuvieron ayer a un cazador como presunto autor de la muerte de dos agentes rurales en Aspa, Lleida. Fuentes de la policía autonómica explicaron que fue el propio cazador quien había alertado al teléfono de emergencias 112 de que había disparado contra dos personas en un campo de la localidad. El hombre, según avanzó el consejero catalán de Interior, Jordi Jané, no tenía licencia para usar la escopeta de cartuchos con la que cometió el crimen, aunque sí la tenía para utilizar armas de otro tipo.

El arrestado, que pasará a disposición judicial mañana en Lleida, disparó tres tiros hacia las cabezas de los agentes rurales, que fallecieron prácticamente en el acto. Las víctimas son Francesc Xavier Ribas Villa, de 43 años, vecino de Lleida y padre de un niño de 10 años, y David Iglesias, de 39 años, residente en la cercana localidad de Alcoletge (Segrià) y padre, en este caso, de una niña de siete. La policía autonómica recibió el aviso hacia las 11.40 horas y cuando llegó al lugar se encontró muertos a los agentes, que nunca van armados. El detenido, Ismael Rodríguez Clemente, tiene 28 años, reside en Vacarisses y se entregó voluntariamente. El consejero Jané descartó de manera rotunda que el suceso fuera consecuencia de un accidente de caza. «Se trata de un hecho criminal, de un doble homicidio realizado con una intencionalidad clarísima», sentenció el titular de Interior.

Todo apunta a que los agentes se habrían acercado al hombre durante un control rutinario.

JORNADA/ El autor iba acompañado de otras tres personas que no presenciaron los disparos, pero que poco después, según aportó Jané, le instaron a que realizara la llamada al 112. Todos ellos habían llegado a Aspa ayer, junto con dos acompañantes, para participar en una jornada de caza del tordo en el coto loca.

El consejero lamentó «la intencionalidad» con la que actuó el cazador, que sí tenía licencia de tipo D, que permite usar un rifle, pero no la E, obligatoria para utilizar la escopeta Benelli del calibre 12, «de estructura moderna», con la que perpetró el crimen, al parecer apuntando directamente a la cabeza. El responsable de Interior explicó que el cazador realizó tres disparos (el máximo que permiten las características de esta escopeta). En el pasado sí había tenido el pertinente permiso E, pero nunca lo renovó y acabó caducando. La escopeta, de hecho, había sido de su propiedad, pero la vendió. Actualmente estaba en situación activa, pero a nombre de otra persona.

«Es la primera vez, en los 30 años de historia que tiene el cuerpo de Agentes Rurales de Catalunya que ocurre un hecho como este», apostilló Meritxell Serret, consejera de Agricultura, departamento del que dependen estos especialistas en la vigilancia y cuidado del medio ambiente.

Jané también avanzó que tras esta tragedia se estudiarán los protocolos sobre la obtención de los permisos de armas. El conseller pidió «no criminalizar» a los cazadores: «Estaríamos siendo injustos si quisiéramos estigmatizar a todo un colectivo. Centenares de personas salen cada semana a cazar y no pasa nunca nada. No les representa, esto no es fruto de un accidente, sino un acto criminal».

El Ayuntamiento de Aspa había abierto hace pocos días un periodo de inscripciones para la caza del tordo en el término municipal. Esta actividad cinegética se ha convertido en todo un reclamo turístico para esta localidad, que ofrece la posibilidad de cazar en el municpio por 40 euros. La temporada se abrió el 7 de enero y esta previsto que termine a finales de febrero.H