TStiguiendo el ruido de los tambores de la crítica especializada he pasado estos días por la taquilla del cine para ver las cinco candidatas al Oscar a la Mejor Película. Haya sido lo mío un acto de reconciliación con la industria cinematográfica de Hollywood o sólo una cuestión de fe, confieso que el resultado ha sido muy positivo. Este año podemos hablar de algo más interesante que los atuendos de los famosos mientras levitan sonrientes sobre la alfombra roja en su camino hacia el Olimpo; este año, parece mentira, podemos hablar de un cine que, parafraseando a Carver , transmite un escalofrío a lo largo de la columna vertebral del espectador.

No tenía una lista de favoritos (tres de los filmes los he visto después de la entrega de las estatuillas), pero de haber tenido preferencias no me hubiera sentido defraudado con la película finalmente ganadora: Crash .

Con un guión sin fisuras y una estructura narrativa fragmentaria, Crash nos muestra las vidas aparentemente inconexas de algunos ciudadanos de Los Angeles, hombres y mujeres de diversas clases sociales que acaban por colisionar entre sí como si de coches de choque se trataran, poniendo al descubierto lo cruel e imprevisible de la condición humana. No sé si, como aseguran algunos, le ha faltado valor a la Academia para premiar la relación homosexual de los dos vaqueros de Brokeback Mountain ; lo que no le ha faltado al jurado ha sido sabiduría para hacer lo propio con Crash , una obra maestra que ha logrado reconciliarme durante doce meses con Hollywood y durante dos horas con la desconsolada humanidad. textamentosgmail.com