La natalidad ha caído en España por primera vez en una década. Las razones de esa bajada son la crisis, el descenso de los embarazos en las inmigrantes por el tsunami económico y la disminución de las mujeres autóctonas de entre 25 y 35 años, edad clave de la fecundidad.

Consuelo León, investigadora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE, explica que el aumento de la natalidad depende de tres variables. Una "muy esencial" es que se den facilidades para compaginar el trabajo con la familia. El inconveniente, admite, es que si eso ya era infrecuente antes de la crisis, "en la actualidad aún es más difícil" de conseguir. "Mucha gente, pese a seguir trabajando, tiene miedo de quedarse sin empleo, y por eso han bajado las peticiones de reducción de jornada y de excedencias", asegura.

FILOSOFIA DE VIDA La crisis, por supuesto, obstaculiza las mejoras sociales, pero no impide que una visión más amplia encumbre la necesidad de conciliar trabajo y familia. Incluso a la hora de influir en la segunda clave que marca los índices de natalidad: la situación y la filosofía de vida de los ciudadanos. Es decir, su economía, sus prioridades, su concepción sobre la familia... son aspectos que podrían variar si la compaginación del empleo y el hogar fuera mejor.

Pero aún falta un tercer pilar que apoya la natalidad: las ayudas que ofrece el Estado. En este sentido, España, que en enero eliminará el cheque bebé de los 2.500 euros, sigue muy por detrás de otros países, afirma León, que critica que ni se ha aprobado el cheque guardería ni se han aumentado las plazas de los centros de infancia públicos hasta las cifras necesarias.

También es muy contundente Nuria Chinchilla, directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE, quien, además de reclamar el cheque escolar que dan varios países, es muy crítica con la ley de igualdad "porque ha tenido un efecto bumerán". El problema es que solo sanciona a las empresas que discriminan a las mujeres, en vez de proponer una auditoría obligatoria que analice el trabajo de todas las compañías y premie o incentive a las mejores.

Como respuesta, la directora general del Instituto de la Mujer, Laura Seara, defiende que la ley de igualdad incluye numerosas medidas, entre las que se incluye el fomento de la conciliación, y pone como ejemplo las subvenciones a empresas de menos de 250 empleados "de las que se han beneficiado 230 compañías en dos años". El problema, añade, "no es solo que las empresas contraten menos mujeres, sino que son estas las que, ante la dificultad para conciliar, renuncian al trabajo remunerado o a la promoción laboral".

APLICACION DE OTRO MODELO Para evitar esta situación, tanto Chinchilla como León defienden que lo más adecuado para España sería descartar el modelo de los países nórdicos y aplicar el francés. El primer sistema ofrece unos permisos de maternidad mucho más prolongados, de hasta 24 meses, pero es que en Noruega, Suecia, Dinamarca... la Administración es más rica y no hay tantos problemas para encontrar trabajo. En Francia, en cambio, esos permisos en concreto no son tan extensos, pero existen una infinidad de ayudas públicas e incentivos a las empresas para fomentar la jornada reducida, el teletrabajo y la compaginación de horarios.