TAt la capitalidad cultural europea del 2016 se debe llegar, entre otras cosas, por iniciativas que muevan a la participación y a la reflexión, y creo que el Ayuntamiento de Cáceres se ha equivocado con no dejar instalar en la torre de Bujaco el cartel del condón en forma de reloj con el que el Comité Antisida pretendía reivindicar el día internacional de la lucha contra esta enfermedad. El argumento del Ejecutivo cacereño para impedirlo es la necesidad de preservar el edificio... ¿Y qué mejor forma de hacerlo que la de colocarle un preservativo?

Recuerdo que en Villanueva de la Serena, mi pueblo, una fábrica de condones se vino abajo antes de empezar a funcionar. Venirse abajo y quedarse a medias es lo peor que le puede pasar a todo lo relacionado con un preservativo. Y es que aquí los preservativos los utilizamos mal y a destiempo. Además, la nuestra, es una tierra de mitos y leyendas profilácticas. Nos gusta resguardarnos.

En cuanto a Bujaco, es quizás el más conocido símbolo fálico arquitectónico de Cáceres (bueno, está la torre del SEPEI, que esa sí que sirve para apagar fuegos) y una parte importante de su historia y cultura. Hay que tener en cuenta que los condones y el arte siempre han estado muy unidos desde la antigüedad, en la que los preservativos los elaboraban artesanos que debían emplearse a fondo para conseguir fundas perfectas con materiales como lienzo, calabaza, cuero, seda, papel aceitado o vejiga de pez. ¡Increíble! Así que desde aquí reivindico una exposición para el 2016: Desde el lienzo al látex , que en esto de la capitalidad cultural deberíamos ir a pelo y sin preservativo. Aunque siempre con condón.