El espectáculo es dantesco. Y en este caso no es un tópico porque el incendio forestal de Portugal ha desatado un infierno que se ha convertido en tragedia. Al menos 61 muertos y 62 heridos ha dejado a su paso. Muchas de la víctimas iban en coche por la carretera y el fuego las ha engullido dentro de sus vehículos.

Un dron ha sobrevolado la zona ofreciendo imágenes difíciles de digerir, que parecen salidas de una película de hecatombes. Pero no. Es real. Y en ellas que se intuye el horror que ha supuesto esa trampa mortal en la que se ha convertido el asfalto en medio del bosque.