Los registros de capturas y los informes de los observadores de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (Iccat), la organización intergubernamental que regula la pesca de túnidos en el Atlántico y el Mediterráneo, revelan que la campaña del atún rojo del 2010 estuvo "plagada de irregularidades" por parte de la flota de barcos de cerco y las granjas de engorde, según WWF y Greenpeace. Los documentos de Iccat a los que han tenido acceso llevan a las dos entidades ecologistas a hablar de "incumplimiento generalizado de las normas de pesca y de las obligaciones de declaración de capturas", así como de "deficiencias en la trazabilidad del atún rojo en todo el Mediterráneo".

Del cruce de los registros de capturas y los informes de los observadores, presentes por primer año en todos los barcos y granjas, surgen casos como el de un cerquero turco que logró esconder 18 toneladas del rey de los túnidos al sistema de declaración de Iccat. ¿Cómo hizo el capitán que se esfumaran? Creó una maraña de asentamientos de las capturas, de los remolcadores a los que transfirió la pesca y de las granjas de engorde a las que estos llevaron las jaulas de transporte de los peces.

"UN CASO ENTRE MUCHOS" El observador, además, anotó "violaciones graves" de las reglas de Iccat, como lagunas en el libro de a bordo y ausencia de autorización de algunas transferencias de atunes a remolcadores. No es un ejemplo aparatoso sino "un caso entre muchos", según Sergi Tudela, director del programa de pesca para el mar Mediterráneo de WWF.

"Los documentos de Iccat demuestran que la pesca industrial del atún rojo está fuera de control --opinó Tudela--. Si en el 2010, con un gran dispositivo de control, las anomalías fueron tantas es porque el sistema de pesca en cerco en alta mar, transferencia de los atunes a remolcadores y transporte a granjas es imposible de controlar".

Driss Meski, secretario ejecutivo de Iccat, aceptó ayer que la documentación a la que han tenido acceso WWF y Greenpeace es oficial, pero declinó opinar sobre la interpretación hecha por los ecologistas. "Los países miembros de Iccat estudiarán los informes de los observadores la semana que viene", dijo.

La organización se reunirá en París del 17 al 27 de noviembre. Y no será una reunión cualquiera. Después de que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (Cites) descartara el pasado marzo proteger el atún rojo, con el argumento principal de que Iccat ya vela por esta pesquería, la presión es considerable. La organización debe fijar un plan de recuperación de la especie para los próximos tres años y la cuota de capturas para el 2011. El comité científico de Iccat ha recomendado que esta sea de entre cero y 13.500 toneladas (como la campaña pasada), en función de la rapidez con que los estados quieran que el menguado estoc se restablezca.

TAREA POSIBLE Juan Serrano, director general adjunto de Balfegó, firma atunera con cerqueros y granja en L´Ametlla de Mar (Tarragona), negó que las anomalías consignadas por los observadores de Iccat indiquen que la regulación de la pesca industrial del atún rojo es una tarea abocada al fracaso. "El control de los últimos años ha reducido las ilegalidades drásticamente --dijo--. En vez de acabar con un sector que da trabajo a mucha gente, como piden los ecologistas, debemos seguir mejorando los mecanismos de control".

Juanjo Navarro, responsable jurídico de Balfegó, reconoció dos de las irregularidades que atribuyen a la empresa observadores de Iccat, ambas por transferencias no registradas de jaulas con atunes a remolcadores. "En los dos casos las transferencias habían sido autorizadas por la Secretaría General del Mar, pero los patrones olvidaron cumplimentar la documentación y por ello tienen expedientes sancionadores abiertos".