Hay distintas formas de lejanía aunque tienen en común la distancia que pones con ellas, es decir, que las cosas lejanas, en general te importan un pito. La más sencilla de las maneras de estar lejos es estarlo realmente en el espacio o en el tiempo. Eso es lo que, al decir de unos científicos, ocurre con los extraterrestres. Resulta que llevan tiempo con que si existen que si no mandando naves y otros artilugios lejísimos por ahí a comprobar. Por fin tienen datos sobre un planeta con probabilidad de ser habitable. Está cerca de una estrella enana roja, una tal Gliese 581 que hace de sol. Se parece a la tierra porque tiene agua, pero es mayor en tamaño y en fuerza de gravedad y, como todavía no sufre de cambio climático, las temperaturas oscilan entre 0 y 40 grados, lo ideal para animales humanos y algún vegetal como las buganvillas, siempre que anden todos muy pegados al suelo. Todo esto sería muy pero que muy interesante si no fuera por lo lejos que queda: a unos veinte años luz que es lo mismo que decir a unos 189.216.000.000.000 kms de distancia, según cálculos de Einstein . Así que todo el esfuerzo de los astrónomos, gastado en una cosa absurdamente lejana. Con estos datos, tu interés por los extraterrestres vuelve a limitarse a la añoranza de ET, que era de ficción pero muy tierno. No obstante, hay otra forma de estar lejos. Consiste en estar cerca en el tiempo/espacio, pero resultar tan poco interesante como si se tratara de otra enana roja o de un planeta de esos. Ocurre a menudo. Por si no lo saben, hubo una convocatoria de huelga esta semana y a estas alturas todo aquello huele a algo absurdamente lejano y falto de interés. Como los extraterrestres.