Mirar a Tom Cruise hoy es ver el éxito. A los 41 años tiene uno de los cachés más elevados en su profesión, una beneficiosa carrera como productor y su nombre es sinónimo de poder más allá de Hollywood. Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas para el novio de Penélope Cruz (ambos, en la foto, en un estreno en junio). A los 7 años descubrió que era disléxico y ese mal le hizo ser, en sus palabras, "un analfabeto funcional". Cuando su carrera despegaba, los problemas le hicieron temer que todo se viniera abajo. Hasta que encontró su salvación en la controvertida iglesia de la Cienciología.

Cruise ha explicado sus malos momentos en la revista People, donde recuerda sus años de estudiante, cuando se quedaba "en blanco" y se convertía en un chico "ansioso, aburrido, nervioso y frustrado". Sólo la ayuda de su madre y trucos como preguntar mucho en clase, volcarse en los deportes o hablar con los estudiantes que se examinaban por la mañana para preparar las pruebas que tenía por la tarde le ayudaron a acabar el instituto.

Superar el bachillerato no solucionó sus problemas. Llegaron las audiciones y también tuvo que idear triquiñuelas para que directores y productores no se percataran de sus problemas de concentración y comprensión. Eran sólo escapatorias temporales para Cruise, que funcionaba "a base de pura voluntad" y veía como se le escapaban de las manos sueños como aprender a volar, algo que intentó al rodar Top Gun y que tuvo que abandonar poniendo excusas falsas.

EL METODO HUBBARD

Cuando en 1986 se estrenó la película, un amigo le descubrió los escritos de Ron Hubbard, el fundador de la polémica iglesia de la Cienciología. Cruise contrató tutores privados y especialistas que le enseñaron a aplicar la Tecnología del Estudio, un método con el que asegura aprendió a concentrarse y a entender. Desde entonces sacó el carné de piloto, aprendió a conducir coches de carreras y a estar seguro de sí mismo.

Cruise siente que debe tanto al método Hubbard que desde hace tiempo apoya el Proyecto Hollywood de Educación y Alfabetización, una organización de voluntarios que enseñan las técnicas cienciológicas. ¿Su razón? "No quiero que la gente pase por lo que yo pasé". Quizá sí que lleguen a dónde el llegó.